El Cuento de Navidad del Faro

Giovanni Arnolfini. Fantasma de las Navidades del pasado
Giovanni Arnolfini. Fantasma de las Navidades del pasado
The Skating Minister
The Skating Minister

 

 

 

 

 

 

 

 

Queridos amigos, a 4 días del 24 de diciembre, el Faro de Hopper con ilusión y cierta solemnidad decimonónica os presenta su Cuento de Navidad.

Nos asomamos a la biblioteca de un solariego edificio. Fuera las titilantes luces de la ciudad decoran las calles, dentro, se avecinan momentos oscuros. Ebenezer Scrooge, un abrumado Director de Comunicación siente que entra en un túnel sin salida.

La fundación artística en la que trabaja desde hace treinta años atraviesa graves problemas de financiación y aunque contiene una las colecciones privadas más exquisitas del país, la crisis ha ido vaciando sus salas. El Consejo de Dirección emitió un claro mensaje: «O se generan más ingresos o habrá que cerrar y subastar las obras”

Sin visos de conseguir nueva financiación a corto plazo, un Plan de Comunicación innovador era la esperanza para la pervivencia de la fundación. Necesitaba un plan que los llevase a primera página de los medios y así reactivar el interés del público y las visitas. Es sencillo poner en marcha grandes acciones de comunicación con un buen presupuesto pero, ¿Qué podía hacer ahora que estaban en las últimas? A duras penas habían entrado en la inabarcable arena de las redes sociales y el equipo hacía lo que podía. Sonó el timbre del edificio, el abrumado Dircom se asomó a la ventana y tras el portalón vio al Reverendo Robert Walker.

– Dígame Sra. Phone

– Está aquí el reverendo Walker, dice que si está ocupado le esperará tomando un té, un café o lo que buenamente le ofrezcamos y que por encima de todo, le desea unas Felices Fiestas

– ¿Ha dicho eso? -preguntó el Dircom a su eficaz secretaria

– Palabra por palabra

– Entonces que pase, aunque poca ayuda podemos ofrecerle ya….

El reverendo Walker era un hombre de acción, ágil y obstinado. Recordaba al osado patinador de Sir Henry Raeburn que se encontraba en la sala de retratos del XVIII. El filántropo le contó que estaba inmerso en un proyecto especial, representaba a un grupo llamado «Noparados en paro»

– Pues sí que le gustan las paradojas Reverendo

– ¡Al contrario! es el mejor nombre que esta asociación podía tener. Son personas que han perdido su trabajo pero que no paran, y creo que vosotros podéis ayudarles. Muchos ya pasan necesidad, y otros además no tienen familia.

Al reverendo no le gustaba reunirse en un despacho y convenció al Dircom para dar un paseo por las salas del museo.

-¡Qué caudal de talento en estas salas! ¿No sería maravilloso que la gente que busca trabajo ayudase aquí a realizar talleres de arte? cada uno ayudaría en lo que pudiese.

Se pararon ante «The Skating Minister», la obra de Raeburn.

– Y dicen que me parezco a este gracioso individuo… gran artista Raeburn, sin duda, pero, ¿tan dieciochesco se me ve? –Exclamó firme pero afable.

Ebenezer lo vio irse con tristeza, lo sentía por las personas sin trabajo pero si la situación no cambiaba eran su equipo y él quienes pronto se verían así. Esta Navidad tenía sus propios problemas, no podía invertir recursos de la fundación en ayudar a los demás.

Suena la puerta

-Señor Dircom soy Bob Cratchit, ¿Se puede?

Era el Responsable de Relaciones con medios, a Bob siempre le alegraba la visita del reverendo, pues en estos años habían trabado buena amistad. Scrooge opina que aunque su Responsable de Relaciones con Medios era un buen profesional, aunque para Scrooge, solía pecar de exceso de idealismo.

-¿No habrá este año encuentro navideño con medios?

– ¿Pero de qué encuentro me hablas? déjate de encuentros y empieza a tener ideas para la reunión con el Consejo

– Estoy en ello, tras hablar con el reverendo he pensado que ..

-Cuéntamelo cuando lo tengas terminado y no te vayas esta tarde sin pasármelo por escrito

-Pero esta tarde pensaba salir a mi hora para

-Lo siento Bob no estoy para charlas, si no quieres quedarte hasta tarde trabaja más deprisa, no almuerces o no vayas al baño…

Tiempo atrás Ebenezer fue un jefe amable, pero el paso de los años y la situación que atravesaba la fundación le habían vuelto irascible y distante. En el fondo temía por el futuro de su equipo y por el suyo propio.

Son las nueve y Scrooge, tras horas ante el ordenador observa a Bob Cratchit salir hacia la calle. se le ve feliz, ¿Qué mosca le ha picado?,¿Acaso le alegra esta Navidad? piensa Ebenezer ¡Paparruchas! . En su correo descansa el documento de Cratchit, luego le echará un vistazo.

La biblioteca está en silencio, Ebenezer prosigue su trabajo. Le entra un mail cuyo asunto pone. Jacob Marley. No puede ser, Jacob Marley fue el primer Director de Comunicación de la fundación, fallecido hace diez años, durante su gerencia de emprendieron grandes campañas. Scrooge abre el mail con curiosidad.

“Querido Ebenezer: soy Jacob desde el otro mundo, no temas, estoy bien. Sé que estás en graves problemas pero tu enfoque no es el adecuado. A lo largo de la vida a veces olvidamos lo que de verdad importa. Estás a tiempo de recordarlo. Esta noche te visitarán tres espíritus, estate atento a su enseñanza”.

Aquello era una broma de tremendísimo mal gusto, pero de pronto la luz se fue del edificio, las contraventanas se abrieron y entró un viento huracanado. Scrooge corrió a cerrarlas cuando sintió una mano fría sobre su hombro.

-No te asustes, soy Giovanni, me conoces bien

La luz volvió a la estancia y Ebenezer comprobó que se trataba del mismísimo Giovanni di Nicolao Arnolfini.

-Soy el espíritu de las Navidades del pasado y he venido a mostrarte otros tiempos.

-Pero yo-balbuceó el Dircom-debo estar aturdido por el cansancio

-¿Aturdido tú? Aturdido debería estar yo, ¿sabes cuántas horas tuvimos que posar Jeanne y yo para el cuadro?, menos mal que van Eyck nos sacó favorecidos, hasta mi perro se sintió ufano al contemplarse. Pero volvamos a lo que me trajo aquí.

Aparecieron de pronto en la sala en la que se encontraba la obra del artista flamenco.

-Mira el espejo convexo de mi retrato estimado Dircom

La escena que contenía el espejo se esfumó y sobre el apareció Ebenezer de joven en el coktail de Navidad de un elegante museo.

-¡Mira Giovanni soy yo! Cuando llegué a la ciudad tenía una tanta ilusión por trabajar en el mundo del arte, no había dificultad que me venciese y eso que no tenía experiencia, ni contactos.

-¿Y quién es esa chica de mirada inteligente? –preguntó Giovanni

– Es Bella…era mi amiga

– Lo sé, un día te enfadaste con ella por un malentendido y la sacaste de tu vida para siempre

– ¿Un malentendido? Hizo una crítica muy desafortunada de una exposición nuestra

-Cierto Ebenezer, pero ella te explicó que desde su medio la presionaron y no podía permitirse perder su trabajo y además en otras publicaciones para las que trabajaba como freelance dio un giro positivo al tema, poniendo en peligro incluso su prestigio como crítica.

-Ya era tarde, debió explicarme antes de publicar el artículo

-Tienes razón, se equivocó, pero te pidió perdón y no quisiste escucharla

Giovanni Arnolfini, en apariencia frío como la cera pero de trato amable, le mostró imágenes de la primera fiesta de Navidad de la fundación con Ebenezer como Dircom, todo el mundo estaba animado y un niño bailaba con una pandereta junto a un belén de grandes dimensiones. Era Tiny Tim, el hijo de Bob Cratchit.

-¡Qué tiempos tan felices, qué hermosa fiesta!

-Ya pero, dejaríais trabajo sin hacer para organizarla y además contaríais con mucho presupuesto entonces ….

-¡Qué dices Giovanni!, no mucho más que ahora, pero todos arrimábamos el hombro para celebrar el coctel de Navidad

Scrooge bajo la voz al acordarse de su conversación con Bob y su negativa a celebrar el tradicional encuentro.

-Apaga el espejo espíritu, no quiero ver más…

Arnolfini se desvaneció hacia el interior del cuadro y Scrooge apareció de nuevo en la Biblioteca. Allí se encontró sentada en su escritorio una mujer joven y atractiva, vestida con un elegante smoking estilo Yves Saint- Laurent.

-¡Aléjese de mi ordenador contiene documentos privados!

-¿Privados Ebenezer? Conozco todas tus contraseñas. 3245 gmail, 6787 la intranet. 789 Twitter…¿sigo?

– ¿Quién eres? , ¿una espía?

– No querido, algo mucho más encantador, soy la omnisciente Srta. Net. La que conecta al mundo, soy el alma de internet.

El espíritu de las Navidades del presente tomó su ipad e invitó a Scrooge a observar.

Pudo ver a Bob tomando un café con un alegre joven. La omnisciente Srta. Net le explicó que era su hijo, era periodista y artista, un tío aventurero y valiente que volvía a la ciudad para celebrar la Navidad con sus padres y probar suerte con sus obras en las galerías de arte. Además la esposa de Cratchit había perdido su trabajo y estaba muy baja de ánimo.

-Seguramente Bob no te contó nada porque te vio excesivamente abrumado…a lo mejor este chico con tanta vida puede ayudar a la fundación…Ah! Perdón, olvidé que según tú, Ebenezer, ya todo está perdido.

También pudo ver al reverendo Walker ayudando en diversas causas, no sólo con dinero recaudado sino también con la actividad de su grupo de voluntarios.

– Espíritu, no lo entiendo, ¿Cómo podría yo ayudar a estas personas?

– Tal vez ellas te puedan ayudar a ti. El problema no es solo el dinero sino tu falta de fe en las personas…no es que no tengas corazón Ebenezer, es que lo tienes dormido.

La omnisciente Srta. Net deslizó su mano por el ipad y entre una lluvia de polvo plateado se desvaneció ante el asombrado Scrooge. Al quedarse solo de nuevo, observó que de la pantalla de su pc surgía una potente luz roja. Se puso ante él y preguntó.

-¿Eres el espíritu de las Navidades del futuro?

Sobre la pantalla en letras negras se proyectó la palabra “Sí”

– A ti te temo más que a ninguno…dime espíritu, ¿Qué imágenes has venido a mostrarme?

Sobre la pantalla se proyectó la fundación cerrada y la trastienda de una sala de subastas con las obras apiñadas esperando nuevos dueños. También pudo ver al Reverendo visitando a la esposa de Bob en el hospital dónde estaba ingresada por una fuerte depresión. Tini Tym caminaba helado por las calles de la ciudad llevando su carpeta de trabajo a cuestas, pues no habían aceptado sus obras en ninguna galería y ser periodista freelance cada vez era más precario. En un solitario café, Bella miraba un viejo álbum de fotos con nostalgia, fotos que contenían la historia de su rota amistad.

– Espíritu no quiero este futuro tan triste, ¿Qué puedo hacer para cambiar estas imágenes? Me siento perdido y cansado ya no puedo más

Sobre la pantalla pudo ver escrito “PERSONAS, Ebenezer, no olvides a las personas” ….y el ordenador se apagó y con él la luz de la biblioteca.

Un tímido rayo de sol atravesó la ventana y el canto alegre de un pájaro despertó a Ebenezer, que había dormido sobre su escritorio. De pronto ya no se sentía abrumado sino ligero y agradecido por aquel nuevo amanecer. Cogió su abrigo de un brinco y salió a la calle. Sabía perfectamente lo quería hacer y sabía a quienes necesitaba para llevarlo a cabo.

23 de Diciembre. Presentación del Plan de Comunicación al Consejo:

El Consejo está reunido en el salón de actos. El ya nada abrumado Ebenezer les pide que le acompañen ante la puerta de la sala principal del museo y les explica

Señores del Consejo la situación es grave por eso no era suficiente una estrategia sobre papel, sino que quiero mostrarles nuestro futuro.

Abrió las puertas de la sala y lo que el Consejo encontró fue el cóctel de Navidad que había sido anulado semanas antes

– ¿Está usted loco? , ¿Su propuesta para evitar la ruina es gastarnos lo que nos queda en hacer una fiesta?

– Es algo más que una fiesta, aquí están reunidas todas las personas que durante estos años estuvieron vinculadas a nuestra fundación, comisarios, artistas, restauradores, periodistas, colegios, escuelas de bellas artes, diseñadores, personal de otras instituciones e incluso amigos que nos siguen por Redes Sociales. Además no hemos gastada nada, ellos han aportado todo lo que ven aquí. Quieren a la Fundación porque forma parte de su vida.

Ebenezer prosiguió

– Les hemos contado nuestra situación y se han reunido hoy para demostrarnos que nos estamos solos. Además han organizado una colecta para ayudarnos pero sin dar ni un euro

– ¿Una colecta sin dinero? Esto nos los tiene que explicar en privado y en serio

Antes de que el Scrooge pudiese decir nada el Reverendo Walker cogió el micro.

– Respetados señores del Consejo, queremos hacer de esta Fundación un espacio que se adapte a los tiempos.

La Asociación “Noparados en paro” se ofrece gratis para que cada uno realice las labores que pueda, pues entre nosotros hay gente muy preparada, guías para la colección, community managers, administrativos…

A cambio solo queremos que la fundación ceda un espacio para jóvenes artistas sin recursos para formarse.

– Sr. Walker, Sr. Scrooge , valoro su encomiable esfuerzo pero, ¿Un aula para jóvenes sin recursos nos salvará de la ruina?

– ¡No!

Exclamó Bella desde el fondo de la sala

– Pero nos ayudará a dar un nuevo sentido a este edificio y a su colección, a ayudar a personas, a aparecer en los medios, a despertar de nuevo el interés del público y a seguramente conseguir nueva financiación…Señores del Consejo, dejen que este prometedor artista les explique en detalle

Entre Ebenezer y Tini Tym presentaron el proyecto, ahora sí, con un riguroso plan estratégico que los respaldaba. El Consejo no sólo aceptó el plan sino que lo más importante se divirtió en el cóctel. Llevaban tanto tiempo a oscuras que la luz que sólo dan las personas creó un cálido ambiente. El renacido Ebenezer charlaba con Bella, tenían mucho que contarse. Al fondo escuchando el tintineo de las copas y la alegría de un grupo de guitarras y panderetas, una pareja muy correcta, ataviada con sus mejores trajes y desde el calor de su hogar cambian su solemne mueca por una sonrisa y se miran cómplices. Efectivamente, son Giovanni y Jeanne Arnolfini.

Me pregunto si Charles Dickens aprobaría este cuento. Tenemos a Ebenezer, a los espíritus, tenemos un bello final, pero siento que falta algo. Queridos lectores, «Y que Dios nos bendiga a todos”, ahora sí, ¡Feliz Navidad desde el Faro! y que 2014 sea un año lleno de luz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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5 comentarios en «El Cuento de Navidad del Faro»

  1. El cuento de Navidad sigue vigente, espero que siga vigente, el tuyo me parece sublime y totalmente actual. Espero que invite a la reflexion a todas las personas que lo lean pero tambien que la esperanza que emana las ayude. Feliz Navidad y grandes singladuras en el 2014

  2. Me gusta tu versión moderna del Cuento de Navidad. Lo esencial, el espíritu de la Navidad, está intacto en este escenario nuevo y moderno. Feliz Navidad Leti y gracias por tu cuento.

    1. Gracias Marosa, el Faro es gran admirador de Dickens, eso sí, Charles fue muy crítico con los maravillosos pintores prerrafaelitas, pero eran otros tiempos y eso es otra historia que da para un buen artículo, Muy felices fiestas!

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