El Goya más audaz en el Museo Lázaro Galdiano

¿Por qué es este el Goya más audaz? Además de sus magníficas pinturas, Goya fue pionero en interesarse por la litografía en España. Desarrolló esta faceta artística empezando junto a José María Cardano en el Depósito Hidrográfico de Madrid.

«Goya, obra gráfica» nos muestra hasta el 12 de febrero una parte de la colección de estampas que José Lázaro Galliano reunió en su colección como gran amante de Goya que era. Es en estos formatos, los que componen la obra gráfica, donde podemos compartir la visión más libre, ácida y conmovedora de Goya sobre su sociedad y el complicado momento político y personal que le tocó vivir.

No admiten prisas, son para disfrutar de cerca y así entender como Goya manejó la ironía, la sátira, el drama e incluso en humor con absoluta libertad creativa y narrativa.

Nos los explica Carmen Espinosa, Conservadora-jefe del Museo Lázaro Galliano y especialista en pintura de miniatura, (entre nosotros; una gran dama del arte)

Como no siempre estamos familiarizados con las técnicas de grabado y litografía vamos a repasar un segundo:

  • Aguafuerte: Se dibuja con una punta metálica (punta seca) sobre una capa de barniz que recubre una lámina de cobre. Esta lámina se introduce en un baño de ácido que corroe solo los trazos abierto por la punta de metal. Cuánto más tiempo esté la lámina en el ácido más intenso se verá después el trazo del dibujo.
  • Aguatinta: Este técnica se usa para conseguir distintas zonas tonales más que para resaltar trazos. Se rocían con resina las zonas de la lámina que deben quedar más claras. Luego se sumerge la lámina en ácido. Las zonas cubiertas de resina quedan más claras y las que no resultan más oscuras.
  • Litografía: Se realiza el dibujo sobre una piedra calcárea con lápiz o tinta grasa. Una vez terminado el dibujo se fija con goma arábiga acidulada. Luego se moja la piedra en agua, este agua es absorbida por la superficie en la que no hay dibujo y luego se le pasa por encima un rodillo cubierto con tinta grasa, como el agua repele la grasa esta grasa se deposita solo sobre la superficie que tiene dibujo, el resto de la piedra queda libre de tinta.

Estos dibujos los hacía Goya con un buril, pequeña barra de acero biselada, con un raspador o con un lápiz litográfico. La finalidad de estas láminas grabadas es la estampación y en muchas ocasiones recopilación en libros.

El Museo Lázaro Galdiano conserva todas las litografías que Goya realizó en Burdeos, donde la técnica y los materiales estaban más perfeccionados que en España. Son auténticas obras maestras de su género encargadas por Cyprian Gaulon, a quién Goya realizó un excelente retrato litográfico que podemos ver en esta muestra acompañando las escenas de tauromaquia.

Merece la pena detenerse en los reveladores títulos que Goya pone a sus estampas, pues nos muestra el posicionamiento anímico del artista respecto a la situación que refleja en el dibujo, como nos explica Carmen Espinosa sobre estas series de Caprichos, que reúne imágenes de «preocupaciones y embustes vulgares autorizados por la costumbre, la ignorancia o el interés, aquellos que Goya ha creído más aptos a suministrar materia para el ridículo» como señalaba el prospecto publicitario de su venta de 1799.

La exposición muestra también una de las series más impresionantes de Goya. Los primeros grabados representan la guerra y la brutalidad humana;  los segundos las consecuencias de la guerra, tristeza y miseria y los terceros, llamados Caprichos Enfáticos, representan la postura de Goya ante la vuelta del absolutismo y ante toda forma de abuso.  Fijaos en esto, esta estampa se titula «Que se rompe la cuerda» En ella vemos a un clérigo haciendo equilibrios sobre el pueblo que le mira como una masa impersonal que, tal vez, espera un cambio, aunque lleve demasiado tiempo acostumbrado a lo mismo.

Estos grabados los produce Goya entre 1810 y 1820. Los últimos se enmarcan en la época del levantamiento de Riego y del Trienio Liberal que dio paso a la vuelta del absolutismo, lo que desencadena el exilio voluntario de Goya a Burdeos en 1824.

Es difícil elucubrar sobre las verdaderas intenciones de Goya con su obra gráfica, no cabe duda de que la crítica a la situación política y social de su tiempo están presentes, pero en muchas ocasiones se atisban también actitudes llenas de humanidad y moderna concepción de la justicia.

Una reflexión que así lo demuestra es  «La seguridad de un reo no exige tormento» así es, si el preso ya está encarcelado y no va a escapar, ¿Qué razón hay para ejercer sobre él la tortura?  Goya…qué cerca estás de los temas de nuestros días.

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