«Lo bello de la vida» (Cap 10) -Un buen consejo – Aquí te dejo cinco

Incluso en las circunstancias que atravesamos, cada día no es igual al anterior, cada día es distinto. En este obligado confinamiento, podemos encontrar espacios y tareas en las que nuestra imaginación nos lleve lejos del corona virus.

La resilencia, nuestra capacidad de adaptarnos a situaciones adversas, es siesa como palabra pero contiene luz en su interior, solo hay que adornarla. Podríamos ponerle el sombrero del humor, la estola de piel de la fina ironía, los guantes de la reinvención personal y el carmín de los deseos renovados.

Recuerda que en tiempos de crisis, más que un espíritu fuerte,  se necesita un ánimo flexible, Hoy en «Lo bello de la vida a través del arte»  te dejo cinco buenas costumbres que te ayudarán en la cuarentena, que puede que mantengas cuando la vida retome su buen curso.

1- Escribe cada día- escribir es como vivir dos veces 

Todos te dicen, ¡Lee! Yo te digo  ¡Escribe! Aunque sea unas líneas al día, ¡Será por tiempo!

Escribe reflexiones, sentimientos, anhelos, ideas, pero inténtalo, verás qué bien te sienta.

Escribo diario desde los 11 años y sus propiedades terapéuticas te las puedo garantizar. Aporta claridad mental, mejora tu elocuencia, tu empatía y tu sentido del humor. Además, releer lo escrito te demostrará que en la vida pasas por muchos estados de ánimo y que eres más fuerte y creativo de lo que creías.

No necesitas el escritorio de madera noble de Jovellanos, ricamente adornado con guirnaldas y bucráneo; Puedes escribir en cualquier parte, incluso en la cama, antes de dormir o al despertar. Escribe a mano; La energía del pensamiento fluye de la cabeza a la mano y la propia cadencia de la escritura es un ejercicio revitalizador.

Melchor Gaspar de Jovellanos fue Ministro de Gracia y Justicia y Goya lo inmortaliza exquisitamente vestido, con casaca forrada de piel de lince,  y mirándonos de forma serena. El político ilustrado se apoya en su codo como ausente.

No pido que seas en tus escritos como «Jovino el melancólico» como lo llamaban sus amigos poetas, pero escribe. Si la tuvieses a mano, pon a tu vera una estatua de Minerva, diosa de la sabiduría. La de este cuadro sostiene el escudo del Real Instituto Asturiano, fundado por Jovellanos para favorecer el desarrollo económico y social de su región.

No busques la erudición, sino la autenticidad; Y así como hay verdad en este retrato de Goya, que muestra respeto amistad por el ilustrado español, que haya en tu escritura voluntad de conocerte a ti mismo. (La lista de la compra no vale, hay mucho más en ti que lo que reza en tu agenda) Disfruta mientras lo haces.

Gaspar Melchor de Jovellanos, 1798 Goya Museo del Prado

 

2- Seas hombre o mujer; Viste fino, viste bien

Sedas, lazos y pieles, plumas y encajes. No dejes que tu armario se convierta en un templo y saca tus prendas a pasear (aunque sea por el pasillo) La pintura inglesa nos da buenos ejemplos de lo que un buen retrato puede hacer por ti.

Del guardarropa de las damas Elizabeth Farren, que pasó de los escenarios de Londres a los  ilustres salones tras su matrimonio con el conde de Derby. En 1790, Edward Smith Stanley, el conde,  encargó  este retrato a Thomas Lawrence para elevar la condición social de su joven esposa.

Lawrence tenía 21 años cuando la pintó y aunque el conde y marido alegó a modo de queja que su esposa resultaba demasiado delgada, Lawrence jamás accedió a retocar el retrato.

Un año antes, en 1789, (mal año para las cabezas de las monarquías europeas) Thomas Lawrence había retratado a la Reina Carlota, esposa de Jorge III, adelantado así el estilo Romántico en la pintura de la isla. (Thomas Lawrence es también autor del «Retrato de David Lyon» qué tantas pasiones despierta en nuestras visitas guiadas al Museo Thyssen)

Elizabeth Farren Condesa de Derby. 1790 Sir Thomas Lawrence. Met Museum Nueva York

 

Del guardarropa de los caballeros, hoy luce palmito este «Niño azul»

 Cuando Thomas Gainsborough era ya un pintor reconocido, Thomas Lawrence era apenas un infante. Antes de ser un afamado retratista, Thomas Gainsborough se estableció en el pueblo balneario de Bath, al sur de Inglaterra, una visita que te recomiendo encarecidamente.

Allí empezó Gainsborough a retratar a la alta sociedad que acudía a descansar en el verano, lo que le dio fama para continuar su carrera en Londres, donde llegó a sustituir como Presidente de la Royal Academy a Sir Joshua Reynolds.

«The blue boy» (El niño azul) es de su época de Bath. ¿Quién es este adolescente?

Jonathan Buttall, The Blue Boy (el niño de azul), de Thomas Gainsborough, 1770.

 

Jonathan Buttall, era el hijo de un acaudalado comerciante que encargó el retrato para mostrar con orgullo a su heredero.

Sorprende la energía de este retrato, que se define por la pose, aplomada y resuelta. La pincelada fluída del paisaje envuelve la rica silueta azul del joven. El brazo en jarra, el sombrero en la mano y la pierda adelantada nos hablan de un chico extrovertido y carismático.Los pliegues y tornasoles de la tela de su traje, resalta aún más su sinergía juvenil.

 ¿Qué fue del niño azul? Tras permanecer en casa de Jonathan Buttall hasta que se declaró en bancarrota en 1796, el retrato pasó por varias manos nobles hasta que en el siglo XX fue vendido a un empresario americano. Fue el 11 de noviembre de 1921, según el New York Times, cuando Henry E. Huntington pagó por  «The blue boy»  728.800 dólares,  siendo, hasta la fecha, el precio más alto pagado por una pintura.

Tú no eres tu ropa, eres mucho más,  pero un poco de esmero y originalidad en el vestir te sacará de la monotonía (y por tu salud mental, deja esos conjuntos de mayas para tus ratos de deporte, y ni un minuto más)

3-Visualiza tu primera salida

Hasta nuevo aviso #yomequedoencasa y tú también, pero  visualizar nuestra primera salida  puede ser un aliciente que nos ilusione y nos aporte sensaciones positivas.

Antes o después vamos a volver a nuestras vidas, así que no es ningún disparate, claro que, esa vuelta a la vida social  puede ser más sencilla que la del Canciller Séguier

«El canciller Séguier» posterior a 1660 Charles Le Brun. Museo del Louvre

 

Charles Le Brun fue el protegido del Cardenal Richelieu y del mismísimo Luis XIV de Francia, un rey tan preocupado por el estilo y la etiqueta que incluso llegó a crear una casaca azul bordada con oro y plata que solo podía usarse con permiso del monarca; Lo cual quedaba restringido a personalidades de su más alta estima.

Pero el descubridor y máximo valido de Charles Le Brun fue precisamente el protagonista de este retrato ecuestre, el canciller Séguier, cuya hija se casó con un sobrino de Richelieu, que sabes que no daba puntada sin hilo, y así, en 1635, el burgués Séguier , apoyado por el cardenal, fue nombrado canciller, cargo que le convertía en «la voz del rey de Francia»

Las crónicas de la época cuenta del canciller toda clase de lindezas. Hombre banal, pagado de sí mismo, envidioso, déspota, pero eso sí, de elocuencia natural y prodigiosa memoria. Y con bastante gusto para el arte, ya que en su casa alojaba y protegía a pintores y poetas.

Este retrato representa un fastuoso cortejo real. Se trata del desfile de entrada en París de Luis XIV con su joven esposa, María Teresa, hija de nuestro Felipe IV, enlace que sellaba la tan ansiada paz entre Francia e Inglaterra, ambas agotadas tras 30 años de guerra.

Sobre una magnífica montura blanca, avanza el canciller, como un ídolo antuguo. Envuelto en un manto de brocado de oro; Junto a él,  en el cortejo, van sus jóvenes asistentes.  El propio artista se autoretrata portando uno de los parasoles se seda violeta que protegen al canciller del ardiente sol de aquella tarde, 26 de agosto de 1660.

Charles Le Brun en la comitiva del cortejo

 

Más les hubiese valido dejar el desfile para octubre, pues la opulencia de las ricas ropas, unido a la frondosidad de las pelucas transmite un calor asfixiante. Se intuye tormenta en el tórrido ambiente pero el canciller, qué no cabe en su cuerpo de gozo, no dejará que el clima le amargue este momento de gloria.

¿Y qué fue de la famosa casaca azul del rey? Mejor aún si me apuras; Tras haber dirigido la Academia de Bellas Artes de Francia,  Charles Le Brun recibió título nobiliario y el propio Luis XIV permitió al pintor añadir a su blasón un reluciente sol de oro, símbolo de su deslumbrante reinado.

4-No comas tan sano ¡Date un capricho!  

Por fin un poco de sensatez  ¿O vas a pasar este trance a fruta y verdura ?

Sabido es por todos que este faro se cuida. Alimentación equilibrada y varias sesiones de baile a la semana, pero mi honestidad perdería brillo si no digo bien alto que lanzarse al placer por el placer es una señal de autoestima.

Lanzarse un rato no es lo mismo que atracarse de continuo, nos entendemos… pero no te cortes y hazte la vida más agradable, que para sabores amargos ya están las noticias.

Bodegón de Clara Peeters en el Museo del Prado

 

Clara Peeters era tan lista que no dejaba pasar ni una ocasión para mostrar su talento. Aunque por ser mujer, en el siglo XVII no le estaba permitido asistir a los talleres a pintar del modelo vivo (normalmente desnudos) Clara aprovechó su sensibilidad y maestría para pintar lo que tenía a su alrededor;  La cultura material de su época, esos objetos que definen a una sociedad, como hoy lo haría el móvil.

Además de dulces, vino y nueces, Clara Peeters gustaba de autorretratarse reflejada en artículos de menaje del hogar, de cristal o de peltre,  por si algún listo osaba firmar su obra por ella. Cómo disfrutan los niños buscando la imagen de Clara en nuestras visitas guiadas de arte al Museo del Prado.

5-Ayuda a quien lo necesite

Llama por teléfono a las personas que viven solas o las que sabes que no lo estaño llevando bien. Envía siempre mensajes tranquilizadores,  no de alarma.

Escucha a las personas con las que convives, ahora que tenemos más tiempo.

Norman Rockwell  lo muestra con clara vivacidad en sus ilustraciones, la mayoría en The Saturday Evening Post, donde trabajó durante  47 años, dejándonos más de 300 ingeniosas portadas. 

Rockwell retrató no solo los aspectos más amables de la vida americana de los años 40 y 50, sino también  otras realidades cruciales de su época como el conflicto racial y la guerra de Vietnam.

Estaremos aislados pero nunca deshumanizados y estamos viendo buenas muestras de ello;  Jóvenes que se ofrecen para ayudar a mayores, aplausos y música en los balcones, profesionales que ofrecen gratis sus servicios y personas que comparten contenidos en las redes sociales para hacer estos días más amables y provechosos. Porque como siempre dice este faro

«Lo mejor del arte, es disfrutarlo con las personas» 

«Gossip on the Phone» Norman Rockwell
Norman Rockwell «The gossips»

 

Si quieres disfrutar del resto de capítulos de «Lo bello de la vida a través del arte» los tiene en el blog Pincha aquí. 

 

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