Don José Lázaro Galdiano vuelve a su casa tras una velada musical, al salir se encontró con Miguel de Unamuno., que acababa de volver de Gran Canaria. Es una noche fresca del inicio del otoño madrileño y el coleccionista y su esposa Paula acceden a su elegante mansión, como de costumbre, a través del pórtico acristalado. Tienen en casa un Bosco, varios Goyas y un Ingres, además de maravillas en artes decorativas, piezas queridas que tal vez usan en su día a día. Pero esta noche su sorpresa será otra.
Un enorme panel le recibe en el silencio de su hall, y descubre que el propio espacio en el que se encuentran ha sido reflejado en un hermoso tríptico. Lázaro Galdiano abre los ojos, alza el frondoso mostacho, se quita los guatees y exclama: ¡Magnífico!
Estamos en otoño de 2022, pero si nuestro ilustre coleccionista hubiese contemplado lo que nosotros hoy, apostaría a que su reacción sería la de mi relato.
Charlamos con Félix de la Concha, el artista leonés es responsable de que el pórtico del Museo Lázaro Galdiano cobre nueva vida conectándose consigo mismo un siglo después.
Félix es observador, tímido al principio pero muy entusiasta y su respeto por los lugares que escoge cómo objeto de sus pinturas resulta un elegante gesto más propio del pasado que de estos tiempos de premura.
Antes del pórtico del Museo Lázaro Galdiano, Félix de la Concha realizó un proyecto similar en la casa de otro magnífico coleccionista en Pittsburgh (Pensilvania), la de Henry Clay Frick (creador de la fantástica Frick Collection de Nueva York) Además de otros proyectos, también me impactó su capacidad de retratar espacios emblemáticos de Madrid como el edifico Torres Blancas. Ahora, y hasta el 13 de noviembre, podemos ser testigos de como la pintura meditada recrea espacios físicos y emocionales que solo un artista con paciencia y empatía puede llegar a componer.
Por cierto, A Félix de la Concha le sigue conmoviendo Velázquez y es fan de Alex Katz, cuyo estudio visitó. Disfruta la video entrevista y si puedes, aprovecha para descubrir o volver a visitar el Museo Lázaro Galdiano, que está convirtiendo eso de exponer a artistas actuales en espacios de arte antiguo, en una buena costumbre.