La hagamos on line o en salidas relámpago, la compra se convierte en estos días de confinamiento en un auténtico cofre del tesoro
-¿Me habrán enviado esto en el pedido? ¿Quedará de esto otro?
La ruta que lleva a la nevera es una de las mas transitadas y en ocasiones, la mítica despreocupación de la abundancia se ve golpeada por el horror vacui (miedo al vacío) el temor a que nos apetezca precisamente eso que no hay.
Lejos de frivolizar con el momento que atravesamos, sí tengo ánimo para reírme de mí misma y reírme contigo de esas medias vueltas que practico como tanguista profesional. De nuevo me acerco a la nevera y ¡Zas! en un grácil moviendo vuelvo sobre mis pasos para no caer en la tentación del picoteo de tarde (la merienda es sagrada, me refiero al picoteo intermitente)
Patatillas fritas, queso con uvas, una tostada de paté, chocolate negro, nueces… otra vez nueces, una copa de vino (para charlar mejor con amigos en Zoom)
¿Tentaciones vencidas? Unas cuantas…ni soy tan estricta ni tan laxa.
¿Remordimientos cuando caigo en la tentación ? N I N G U N O
Esto no es un llamamiento a comer de forma emocional o descontrolada, pero sí es mi particular homenaje a esos momentos en los que, pudiendo elegir entre una pera (que cuenta con todo mi respeto) y otra cosa…Elijo la otra cosa.
El faro no puede llenar tu nevera, pero sí aspira a saciar tu espíritu con los sabores que el arte nos invita a paladear. El arte es dulce, potente, fresco, cremoso, agrio, adictivo. Y no tienes que preocuparte por zozobras en la báscula, cinturillas reventonas o arterias embotadas, pues cuanto más arte disfrutas, mejor te sienta.
Hoy en «Lo bello de la vida a través del arte» ¡Tu pedido ha llegado!
Ve desempacando. Te dejo con la obra y enseguida te doy más detalles
«Still Life, 1963» Tom Wesselmann
A Tom Wesselmann (Ohio 1931- Nueva York 2004) y Licenciado en Psicología, le hicieron famoso sus desnudos femeninos. «Grandes desnudos americanos»
Mujeres explícitas en su sexualidad. Mujeres un tanto cosificadas, convertidas en brillantes tarros de mermelada o excitantes botellas de Coca-cola. Mujeres sin pudor, Venus del capitalismo que se ofrecen al espectador, como esa delicia de tu nevera que tú te prohíbes.
Pero volvamos a nuestra cocina. En ella no hay ser humano a la vista, ni alegato de sexualidad, y sin embargo, el festín para los sentidos está al alcance de tu mano. ¡Coge! nos dice Wesselmann.
¿Imaginas que tu pedido de la compra terminase en un museo?
Eso es básicamente lo que Wesselman hizo. Compuso este bodegón, combinando elementos reales con espacios pintados.
La pastelosa puerta del refrigerador, las tres botellas de Seven Up, las flores rojas en la maceta, el papel azul con relieves de la pared y el cuadrito que está junto a la ventana están pegados en el lienzo.
En la mesa, los alimentos frescos y los empaquetados proceden de recortes de revistas, y vemos las marcas, muchas que seguro nosotros también consumimos hoy, y con tu permiso, voy a ponerme un café de la jarra del fondo.
Una vez vaciada la compra sobre la mesa, Wesselmann pintó el resto de elementos del cuadro, incluyendo la ventana al fondo desde la que vemos un rascacielos, que nos indica que la casa no está lejos del centro de Nueva York.
Las naturalezas muertas son un tema clásico de la pintura, sirviendo tanto para mostrar la habilidad técnica del artista para recrear diferentes texturas (cristal, tela, papel, alimentos, nácares, joyas) como para dejar claro el status del comitente, al poseer en su hogar fantásticos objetos.
En el fondo, estas estudiadas reuniones de objetos funcionan como vanitas y vienen a recordarnos lo leve y efímero de la vida. Como esa pera que yo rechacé, la vida pasa por momentos de nacimiento, plenitud, madurez y declive.
¿Y qué podemos sacar nosotros de esto? Lo que ahora nos seduce desde la mesa de la cocina ¿Cuánto durará? Como la miel en los labios que parece saber a poco, creo que Wesselmann nos invita a divertirnos por el camino, a morder , a beber y a chupar.
«Es importante que parezca una broma» (Tom Wesselmann)
Y no es porque Wesselmann se tomase a pitorreo la pintura, al contrario, él creía en la seriedad de los asuntos cotidianos, precisamente quitándoles hierro.
Tras esta alegre cocina subyace la doble intención del POP Art. La de desterrar la angustia existencial tras los horrores de las guerras ( La Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea, en la que Wesselmann tomó parte) y la de realizar una exaltación a la par que una crítica hacia la nueva sociedad de consumo, cuyos impulsos se canalizaban a través de la publicidad de masas.
También huele esta cocina a irónica crítica al mundo del arte, que como limpiador de pino, trata de desinfectar la contaminada creencia de que el valor de una obra viene dado por su carácter sublime e irrepetible.
¿Cómo la copia del Picasso que hay sobre la nevera? Exacto, como ese Picasso que Wesselman recortó de un magazine de fin de semana en que probablemente también se anunciasen barras de labios y jabón de lavadora.
Uno siente la caricia de los días normales cuando se planta en esta cocina en el MOMA, obra que casi nunca está sola, pues siempre habrá espectadores con apetito y buen humor, dispuestos a darse un capricho solo por placer. Dicho esto, voy a la nevera, ¡A ver qué hay!
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El Faro me esta ayudando en estos largos dias de reclusión, los articulos son variados y con enfoque entretenido,los he repetido y los que más me han gustadohan sido Monet, Rothko, chagall,bueno todos…