Francis Bacon es ineludible, incontestable y nunca tibio. Ni el tiempo ni las miradas repetidas pueden gastar el impacto de su obra en los exploradores dispuestos a mirar con osadía y compasión, pues Bacon puede ser tierno si se le mira con curiosidad cercana. Siempre presente, nunca marchito, Bacon no teme compararse con otros grandes en el Museo Guggenheim de Bilbao, no te lo pierdas.