La resilencia, nuestra capacidad de adaptarnos a situaciones adversas, es siesa como palabra pero contiene luz en su interior, solo hay que adornarla. Podríamos ponerle el sombrero del humor, la estola de piel de la fina ironía, los guantes de la reinvención personal y el carmín de los deseos renovados.
Humor
No me vengas con «Feliz Lunes»
Por favor señor, ¿Me deja tener un mal día?